sábado, 28 de febrero de 2009

Una Puerta

Una puerta, laberinto indescifrable de cerraduras se ciernen sobre acorazadas llaves de recuerdos que probablemente en el dulce limbo del olvido obtienen el suave descanso de la realidad que en su envenenado vientre lo gesto por primera y única vez.
Hendija de luz nace debajo de esa puerta, asomando quien sabe resquicios de respuestas que en el atardecer de la espera habían marchitado ya a sus preguntas, a esos escandalosos disconformismos que purgan en una lucha cuerpo a palabras con ese pequeño y minúsculo intolerante ser que se nos confunde en infancia, en pasado, en mañana, en deseo, en intento fallido y mejor entonces empiezo de nuevo, siempre de nuevo. Entonces como última gota de agua en el vaso de la incertidumbre, amanece el arte, cuadro sublime que con pinceladas de emociones le compone las tan buscadas respuestas a la vigilia. Le erige sinfonías de crepúsculos, que sin él eran tan solo bolas de fuego rodando en su camino a la noche. Le presta disfraces a el alma, para que pueda concebir un día distinto cada mismo día.
Entonces Arte, puerta de incontables llaves inquietas, traviesas, esperando por un nuevo telón que las abra a paisajes tejidos con el hilo de palabras de otros días, de otros septiembres, de otras caricias, de otros labios, de otros sueños. Entonces actor, entonces actriz, y el tiempo se encoge en tan solo un granito de arena y se pierde por las calles de máscaras sonrientes, de máscaras sangrando lágrimas. Entonces al alma los vientos de la poesía y los juegos de la infancia le prestan nuevas formas, nuevos colores para confundir a su decencia, para romper los límites de sus miedos y su intrascendencia, para perpetuar en el silencio de la eternidad su simplicidad, su arquitectura hecha para el heroísmo, para la felicidad aún teniendo sus muros construidos con el adobe de lo efímero, lo inútil, y de la realidad.
Entonces ella, alma, desde que los dioses sentenciaron al hombre a vestir vestigios de divinidad perdidos en suntuosos trajes de carnalidad, ella toda alma, como eco resonando en su cueva de mortalidad, levanto su última defensa contra las espadas del tiempo, del sin sentido y la puerta cerrada que puede tan fácilmente volverse la vida,levanto su escudo, y acuno debajo de él, su mitológica divinidad, los cantos de bacantes se erigieron como sinfónicas estatuas, de una lágrima y una sonrisa dejo nacer el arte, puerta abierta para aquellos que agotan a sus escamas de anatomía, que saben cómo dejar a la vida vergonzosa o empapada de sublimidad.

Porque todos somos actores, perspectivas vagabundas de un momento, insignificancias asonantes en un tiempo, fragmentos en un espacio definido, creadores de instantes, arte pulsante, telón cerrado, escenario abierto.

"El Arte es una mentira que nos acerca a la verdad" Pablo Picasso