A simplemente un recuerdo de distancia:
Hoy me encontré coqueteando con la luna mendigándole un poco de poesía. Me pregunte si tal vez en ese mismo preciso instante tus ojos la estaban bañando con su luz, puesto que la encontré extremadamente bella, como una sirena nadando en una mar de infinidad, abriéndole los caminos de la onírica a los pobres adoradores de su inmensidad. La vi y le resé por tus piernas enmarañadas con las mías, por tus cadera abriéndose como una flor, por tu piel fundiéndose con la mía, vi tu reflejo en ella, y todos los dos se hicieron uno, y todos los opuestos bajo su amparo se amaron un rato.
Palabras, palabras, aquí me encuentro desnudo, arropado por palabras, mi piel se ha vuelto papel, mi sangre ríos de tinta, mi pecho un río salvaje de letras, letras, mendigas del sentido, simples y medianas letras entretejiéndose en sublimes ropajes para mi alma.
Todo aquí es palabras, la noche se viste con sus más escandalosos trajes bajo estas palabras, los días son cuadros de Monet disfrazados de vocales y consonantes.
Todo aquí esta vivo, vivo! En cada resquicio de la ciudad se encuentra una rima, siento sus brazos rodeándome en cada esquina, sus pequeñas callecitas tienen una historia de amor que contar, que me cuentan, dejando un gusto dulce en mis labios. Sus bares de antaño me seducen con sus caricias de café y cigarrillo. Sus casitas amarillas mirando al mar con sus ojos hechos ventanas, Ella toda ella, me llama en los atardeceres, para juntos escaparnos y amarnos en un jardín secreto, oculto entre el mar y la montaña.
Y yo que pensaba que los colores se habían extinguido, que el gris de la mediocridad, era el único color con el que se vestía la vida, que la felicidad prostituía su divinidad entre el smog de los colectivos, las publicidades de autos y locales de comida chatarra. Yo que pensaba, yo que creía...
Me despido, la musa del amanecer me llama. Hasta una próxima luna, Hasta una próxima madrugada...
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