domingo, 22 de junio de 2008

El limite del absurdo o el absurdo del limite o algo asi...

Papeles, restos detrás de la cortina
Cenizas derramándose
sobre las sombras transeúntes

La música abrazándome desde el interior. Un poco de Jazz doblando por la calle Defensa perturbando la calma de los rostros lúgubres de plaza Dorrego. Algo así como una figura femenina sentada a mi izquierda, quizás esperando, si, quizás. No emito palabra. Talvez lo suponía cuando salio a mi encuentro en el balcón.
Sujetaba el vaso con firmeza mientras calaba silencioso el quiensabequenumero de cigarrillo tenia prendido. Serian las tres, las cinco. Si, supongo que si. Las cuatro.

Las horas me abandonaban
..............se extinguían junto a mí
......entre las voces del a
...........................................bis
.....................................................mo

Debo aferrarme a esta jaula de concreto

Mi mano danzaba acompañando al saxo que me transportaba hacia aquella luz. Esa hendija en la pared del balcón que me enfrentaba. Despidiendo melodías atravesadas por gritos de jóvenes extasiados de alcohol. Ebrios de conciencia. Termine el vaso de whisky de un solo trago, suspire decepcionado. Si. Ahí estaba, después de todo, el mismo cuadro sobre distintas paredes.
Aproveche el verlo fascinado con la banda para darme a la fuga. Un giro repentino, sobrevolar suavemente las escaleras y allí, nuevamente, descubrir la calle. Mi mirada, ya un tanto perdida, se empeñaba en fundirse con ojos vacíos, miradas indiferentes, bruscos giros de mujeres hermosas. El rechazo hacia mí, hacia ellas. En fin.
La imagen nocturna del antiguo barrio lejos estaba de ser decepcionante. Claro está en sujetos que poseen un horizonte más amplio de estados anímicos. La plaza a media luz albergaba la más variada música, los sujetos más complacientes, y edificios altamente pintorescos. Esta bella variedad, junto al más hermoso contraste de seres dionisiacos promulgan una poética difícil de expresar. Si hoy puedo convertir la experiencia en poesía, palabras, o en esto que estoy haciendo queDiossabequees es gracias a mi profunda habilidad natural/¡artificial? de mantenerme en lo que algún desquiciado alguna vez llamo el punto Cero.
No creo tener la capacidad necesaria para explicar este concepto que bien podría haber surgido de algún esotérico texto derridiano. Básicamente es un concepto abstracto del cual cualquiera puede apropiarse y utilizarlo a su parecencia, parecer, o meramente a su gusto.
Para entender el punto Cero se debe estar en él. Si usted nunca tuvo este honor no me atreveré a pedirle que abandone esta lectura pero si que repiense todo lo valioso que podría estar haciendo mientras pierde el tiempo tratando de entenderme.
Me dirigí por Carlos Calvo hacia el lado del bajo. Necesitaba escapar de ese aire viciado. El alcohol me había brindado una paz ciertamente extraña, ajena quizás. Llegando a Paseo Colon tuve la sensación de que no debería estar allí en ese momento, que no seria capaz de transgredirlo. Era como si la música me hubiese estado persiguiendo, alentándome a volver a algún antro donde pudiera estar seguro. La esquina me resultaba amenazante, una especie de abismo plano que me abandonaría a la verdadera noche.


La incertidumbre de lo conocido
Una voz sutil que susurra ininteligible
..................agazapada sobre las baldosas
.............................Ansiando mis p i s a d a s

Encendí el cigarrillo, mire hacia atrás y me dirige tembloroso hacia ella. Una vez allí, era nuevamente yo. Bueno, alguno de mis tantos. Pero básicamente el mismo. A veces tengo la extraña impresión que se produce una fragmentación a cada giro, a cada paso. Algo se desprende de mí y huye hacia la penumbra. Un proceso de despojamiento conciente pero inevitable que me desnuda prolijamente.
Mi atención se desviaba constantemente en el caminar de aquellos que aun marchaban seguros, vestidos, inconscientes tal vez. No repare en él cuando me senté en el borde de la plaza. Me encontraba abstraído sorbiendo mi nuevo vaso de cerveza, escuchando las escenas románticas que tenían lugar sobre el río. Los árboles detrás se inclinaban sobre mí, comenzaba a sentirme realmente inquieto. No es que no formara parte del paisaje cotidiano pero no tenia la seguridad de estar en el lugar correcto. Nunca la tenía de hecho. Sin embargo no podía abandonar la creencia de que algo me vigilaba, una insólita paranoia racional ilógica que bajaba por mi cuello tensándome los músculos. Como si las ramas me aferraran hacia el interior de la plaza, buscando tomar una parte de mí, reclamando aquello que les pertenece.
La situación comenzó a tomar claridad. Sabía que llegaría por mí en cualquier momento. Sabía que me devolvería a la seguridad de mi habitación. Sabía que me dejaría respirar por un tiempo aunque ya no con tanto aire. Lo que no sabía es que se encontraba a mi lado, temblando silencioso bajo una asquerosa frazada. Haría lo suyo, nada más. Y yo le estaría agradecido. Estaría de hecho en deuda con él. Sus ojos me miraban con desconfianza, se develaba lentamente entre la oscuridad levantándose en silencio. Nos miramos por un instante con un cierto temor, alejándonos de las voces hacia un espacio extraño, otro.
Lo oía aspirar mi cigarrillo paciblemente. Me limitaba a tomar con la vista perdida entre los edificios. Si, me había alejado demasiado. El lo sabía tan bien como yo. No le di tiempo de decir nada. No hacia falta, ya estaba hecho.
Di un salto y camine pacientemente sin mirar atrás. Necesitaba volver. Tal vez bajo las luces de Corrientes me encontraría nuevamente en mi lugar. Lejos quedaba él, la barra numerada, cerca aguardaba la certidumbre de la neutralidad.

3 comentarios:

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

La verdadera noche despunta cuando alguno de mis tantos se subleva. Cualquier lugar es el lugar correcto cuando te alejas demasiado.
El punto cero: un péndulo violentamente quieto.
.......
Está bueno Pablito.
m.

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

"Para entender el punto Cero se debe estar en él. Si usted nunca tuvo este honor no me atreveré a pedirle que abandone esta lectura pero si que repiense todo lo valioso que podría estar haciendo mientras pierde el tiempo tratando de entenderme."
.................
Cuánta razón Pablito, cuánta.
Y sin embargo...
m.

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

No lo dudo.