...desperté clamando al cielo redención.
La lluvia vino por la noche.
Cada gota que cae trata de calmar mi dolor.
Es que duele saberte en otros brazos.
A veces me cierra la garganta.
Mi silencio te encuentra tan lejana...
Hoy respiro por segunda vez esta sensación.
Mi boca, se puebla de ausencias.
Los suspiros me arrebatan sin tregua.
Tras ellos, mi pecho tiende a quebrarme.
Se que voy a estar estar bien.
Mi corazón no tiene limites.
Ni para sentir, ni para sangrar.
Ni para morir esperándote.
Ni para cambiar el mundo.
Ni para curar todas las heridas.
F.V.
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