lunes, 21 de julio de 2008

Padre nuestro que estás en algún lado

Siempre creí que el hombre no podía creer mas que en si mismo. Es cierto que es mucho más tentadora la idea de un viejo simpático que se suicida para liberarnos, o de un grupejo de sujetos iguales a nosotros (con la excepción de su cualidad divina) en quienes depositar la causa de todos nuestros males. Pero el destino quiso que prefiriera las cautivantes ficciones de Stephen King antes que el libro de Pedro. La genealogía de esta especie de enfermedad que llaman ateismo reconozco no comprenderla. Solo se que me aqueja desde la cuna misma.
Ahora bien, el concepto ateísta supone una no creencia en Dios alguno, es decir, es un proceso de selección: no creo en esto en oposición a otra creencia. El problema radica ahora en encontrar aquello en lo que si creo. Podría pensarse el arte por ejemplo, el reemplazo divino por excelencia. Sin embargo me resulta un tanto difícil creer ciegamente en algo cuya esencia es la mentira, el artificio, la pura ilusión. No es que no me agrade, todo lo contrario, pero la idea de que sea un motor de existencia me resulta ridícula. ¡Entonces? Puedo depositar mi fe en la familia, los amigos, un gran amor…jajajajaja. No, relaciones efímeras, mas falsas cuanto más verdaderas. Es entonces cuando descubro que el hombre camina ciego por la vida, rodeado de hermosas personas para descubrirse solo a la salida del laberinto y morir así con las vendas en la mano.
La idea de creencia supone en mi un claro conocimiento, y una infinita confianza por tanto, en aquello en lo que se cree. De ahí que un día ya olvidado me descubrí a mi mismo como mi verdadera creencia. Supuse conocerme, por lo que supuse confiarme. Soy el orgulloso dueño de mis victorias y fracasos, soy el hombre verdadero. Puedo desconfiar de todo, puedo mandarlo a la mierda, en última instancia estará mí ser, mi protector.
Curiosamente el día que estaba encendiendo las velas del altar con mi gigantografia tuve una súbita revelación. Descubrí que no soy menos artificioso y falso que cualquier obra de arte. No soy un invento diferente a cualquier divinidad. Soy solo uno de tantos idiotas que, refugiados en un hermoso cuento de hadas, permanecen ciegos durante toda su vida.
Descubrí entonces que ya no era un ateo. No solo no creía en Dios sino también en su antitesis, es decir en mi mismo. Fue entonces cuando me descubrí igual al creyente, confiando absolutamente en la ilusión. La diferencia radica en que el creyente cree en esa ilusión como verdad y yo…en esa verdad como ilusión.
Levantemos de una vez por todas el altar de la nada. Corramos hacia una iglesia de paredes vacías. Oremos sin palabras. Talvez llegue el día en que encontremos un verdadero Mesías, una verdadera divinidad. Quizás levantemos ese día el estandarte del hombre verdadero. Quizás mi escepticismo me desmorone antes de poder verlo.

8 comentarios:

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

Creo que incurrimos en una falta de criterio al plantearnos cualquier fenómeno en términos absolutos de verdad-mentira. Creemos en un sinfin de cosas, y la mayoría de las veces ni siquiera tenemos conciencia de esas creencias. Y si son verdad o mentira, ¿qué importa? Construimos verdades circunstanciales solamente para poder levantarnos de la cama por la mañana, y si esa verdad deja de servirnos, la descartamos. Y el arte...bueno, es una mentira flagrante, la más hermosa de todas; tanto, que la otra mentira que llaman realidad va a abrevar de ella para ahogar su hastío. Nosotros tenemos que circunscribir nuestras faenas a la creación de mentiras lo más hermosas posibles, las otras se reproducen por sí mismas.
m.

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

La primer critica señorita creo que es bastante acertada, sin embargo nunca estuve mas de acuerdo con el señor zomosa. Todo es construccion y en todo se puede elegir creer o no. Que diga que es una mentira no significa que no pueda aferrarme al arte, por lo general nos vivimos aferrando a las mentiras

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

Si cualquier fenómeno (y la realidad no es más que una suma de fenómenos) es una construcción hecha a partir de numerosos lenguajes que articulan variados discursos, y si ese andamiaje de lenguajes y discursos no se presume absoluto e idéntico a sí mismo sino relativo y cambiante, entonces hemos estado perdiendo graciosamente el tiempo con esta discusión, porque daría exactamente lo mismo qué es verdad y qué es mentira, qué es ficción y qué no, ya que cualquier ficción es susceptible de mutar en realidad, y cualquier realidad es potencialmente ficticia, dado que todo es una construcción hecha a partir de muchos lenguajes etc etc. y ninguno, por sí mismo, vale más que cualquier otro.
Ahora, por convención y practicidad, hay un número de afirmaciones que tomamos como verdades y las cuales no cuestionamos. Por ej., aceptamos el universo existe, aceptamos que un día moriremos, aceptamos que este país se llama Argentina y que se encuentra encallado en un contienente llamado América y que hay otros continentes, etc. Igualmente aceptamos que determinadas afirmaciones, que contradicen las anteriores, son mentira, por ej., que somos inmortales, que este país se llama Groenlandia y que se encuentra en Oceanía, etc. Puede suceder que en un momento dado del tiempo alguien tenga el poder suficiente de hacer una afirmación que la mayoría considere mentira y sin embargo, convencer de su verdad a un buen número de personas (por ej. la hipótesis nazi que proclamaba que los judíos conformaban una secta cuya intención era dominar el mundo); también puede suceder lo contrario (por ej., aquel tipo que afirmaba que la tierra no es el centro del universo, a pesar de que sus contemporáneos creyesen lo opuesto). Por cuestiones, si se quiere, de azar, algunas de estas afirmaciones han alcanzado el estatuto de verdades, y otras, de mentiras. Algunas de esas ficciones trascendieron y otras no.
El arte, que es ficción y artilugio, puede trascender su mero ámbito y modificar la otra realidad (sería el caso de ese cuento de Borges Tlon, Uqbar, Orbis Tertius; o el Mundo Feliz de Huxley;), la realidad de las verdades convencionales, que todos damos por sentadas (nadie se cuestiona seriamente el carácter ficiticio o real del plato de ravioles con tuco que tiene en la mesa a la hora de la cena); pero para eso, y mientras tanto, el arte y sus constructos, van a formar parte del conjunto de fenómenos considerados convencionalmente como Mentira.

Espero que mis argumentos no hayan insultado la inteligencia de Mme. Kowalinski. Y que me disculpe si fui muy predecible para ella.
M.

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

Creo que todo es verdad si lo creen con convicción. saber leer es precisamente convencerse durante un rato de que lo que uno lee es verdad, aunque uno sepa que no. No me digan que nunca rieron, se pusieron tensos o tristes, siguiendo lo que un texto les trae, a pesar de que uno sabe que es mentira. Sabemos que el monstruo de la pantalla es un tipo con maquillaje, pero eso no implica que no podamos asustarnos como si fuera real. La verdad es subjetiva. Robin Hood es héroe o villano según él te robe o te reparta su botín, y ambas son verdades. El arte es tan verdadera como lo que comés y hacés. Está sustentada en un código y es relacionable con tu experiencia. Te puede enseñar o te puede hacer pasar el rato, y como tal es tan parte de tu vida como lo es cualquier otra cosa. La diferencia está en que en el arte no se oculta ese aspecto de construcción, mientras que en el resto de las ficciones que vivimos creemos falsamente que las cosas son de la única manera que podrían ser.
F. Ca.

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

La verdad que no deseo responder mucho más a la pequeña C.K.(no se trata de nuestra querida presidenta aclaro) pero debo necesariamente coincidir totalmente con las magistrales palabras del proyecto de Clown. Conceptos como mentira, verdad, realidad y ficcion son convencionales, lo cual implica que cualquier artificio puede ser una mentira o verdad potencial.
Creo que ud. srta. está confundida en hablar del arte como parte de la realidad ya que está postulando una realidad objetiva. La realidad es un constructo exclusivamente subjetivo que devendrá o no en consenso social. Puedo construir infinidad de ficciones que serán percibidas como verdades. No olvides carmencita el concepto de religion, la mas grande de las ficciones para algunos y sin embargo la mayor de las verdades para otros. Yo creo que la religion es una mentira y la vez una ficcion, y a su vez ambas, al igual que lo hace el arte escapan a la realidad de muchos, no forman parte de UNA REALIDAD. Se trata de realidades otras con sus respectivas legalidades.
Se que esto está quedando algo confuso pero ya expuse demasiado y no me quedan muchas mas formas de decirlo.
Un artificio es una mentira si tomamos la realidad aceptada comunmente como escala de valor. Sin embargo coincido con el Sr. Carranza en que la diferencia la marca el develamiento. Ahora bien, las pateticas novelas de la tarde no buscan develarlo sino todo lo contrario y de hecho, muy a pesar de nuestra pequeña Carmen, son tomadas como la mayor de las verdades por quienes las ven con la plancha en la mano. Como señala fer, si podemos sufrir por esa "realidad" de la pantalla es porque la estamos tomando como verdad o mentira.
Quedense tranquilos que lo discutiremos personalmente como debe ser, aconsejo a alguno(a)s que busquen aliados o argumentos poderosos para estar a la altura del debate.
Pablito (o su mentira por lo menos)

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

"Las trampas del entretenimiento de las artes, consisten en hacer variaciones sobre un tema determinado, y las de las ciencias en plantear casos especiales de todo. Tanto en las trampas del arte como en las de la ciencia, hay grandísimas emociones, y la emoción es, precisamente, el queso de las trampas de entretenerse"

Estoy de acuerdo con el feliz, Felisberto. Y nadie se entretiene mejor que nosotros; bueno quizás, aunque uno nunca sabe de que calaña es el mazo panadero, pero bueno, él al parecer encontró otra trampa mas terrena, que "en vez de queso tiene un pedazo de jugosa carne chorreando sangre: me case y tengo hijos"

Me parece que fuera de que sean peras o manzanas, la cosa sería preguntarse ¿que implica esta forma de entretenimiento?

Me gustaría saber, solo para no sentir el punzante vacío de estar tirando por la borda los años mozos de mi juventud descarriada y descarriadora, que por otro lado no ocurre puesto que no se que otra cosa estaría haciendo. Si por medio de la ficción y el arte, y sabiendo que esto depende de la piedra donde estemos parados, ¿podemos inferir la otra orilla del rió, analizando, empleando sistemáticamente y concientemente las herramientas que nos proporciona nuestra propia orilla? ¿Es asequible la verdad o la mentira desde el punto de vista contrario? ¿No nos sirve para nada la dialéctica?
Si postulamos al mundo como movimiento dialéctico, como masa acuática maleable y sumergible en cualquier ensalada filosófica, ¿que aparato y/o construcción teórica nos permitirá dominar nuestras percepciones y creencias? si acaso logramos dominarlas, ¿ascenderemos al cielo del padre nuestro y mediante el halito divino nuestro cuerpo se fundirá en la corriente proteinica del universo palpitante o simplemente nos comerán los gusanos chocarreros?

Si todo eso sucede yo quiero tomar posición, y ante todo posición, porque sin pies firmes no hay piso que valga la pena pisar.
Defiendo pues al concepto de realidad multiplicada, plurifluorescente, el mundo no son solo entramados discursivos, o lo es en la medida en que es necesidad del hombre comunicarse sus dolores estomacales, pero debajo de esa fina capa quejosa, me parece que hay un mundo real y ficticio lleno de neutrones y protoplásmicos protones que no necesitan signos, ni códigos, sino movimientos enrielados, matemáticas precisas que nos constituyen como entidades finamente artificiales que teorizan su propia concepción del mundo, una de un montón como los fideos con tuco, como el pan de cada día.

De igual forma ante ese mundo prismico, caleidoscópico, no abogo por los supuestos acuerdos, pido sangre y muerte en la piedra filosofal. La convención, los acuerdos nos tranquilizan y estancan y lo estancado apesta y lo apestado a mata a nuestros pececitos dorados.

Considero que hay una maleabilidad inherente a la verdad y la mentira y que ambas son mascaras terribles, conceptos malignos (quizás un genio nos torture a la noche y nos saque los dientes: Oh! Des-cartes de pensamiento pútrido) que nos fuerzan a hacer señas como el ya ampliamente citado ejemplo de los griegos y los romanos en el libro del buen amor. (Me parece haber entendido que Don Fernando lo contó ya alguna vez).

Abogo por la realidad, pero también por la ficción, por la construcción consciente de esa realidad de manera que salga de los papeles, que nos cubra enteros de vísceras y nos fuerce a percibir la sangre con densidades diferentes.

Ayer leía en una expo en el malba.

La mirada construye la realidad. El tiempo cambia la mirada.

M.G

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

Me encanta debatir.
Lo que vi en bastantes comentarios fué un fuerte arraigo a la aceptación de una realidad binaria. Discusión sobre la veracidad de alguna concepción, es difícil ponerse de acuerdo y mas cuando hay tanto artificio de por medio (pantallas, lenguajes incompletos, pantalla, teclado).
Me parece útil sí tomar posturas con respecto a algo, el texto de Pablo me parece un buen texto, en cuanto a la bajada al llano de una red de suposiciones que afirman por
convencimiento la postura propia con respecto a x tema.
Parte mia es poner por escrito lo que entiendo de estos 10 comentarios que ví de sorpresa; y parte mia es tomar posturas con respecto al tema.
Desde ya que no acepto un pensamiento basado en dualidades absolutas o binarias, porque creo que el todo está mas alla del conocimiento humano, asi que buena parte de todo esto pasa al terreno de la relatividad, pero por utilidad del amor propio por el conocimiento aunque sea acertado de algunas cosas que nos suceden; uno elije, todo el tiempo elije, y mientras mas se actualize uno en todo lo que piensa, cree, o sabe, o hace, se encuentra con un ser mas renovado, un ser nuevo, dejando atras a otro viejo. Algunos de ustedes consideran al arte como artificio, como técnica, como conjunto de ilusiones que generan un efecto que nos hace creer dueño o usuario de una realidad, propia o ajena. Mi posición es la de un ser mas, que prefiere decir verdad cuando al corazón llega, y lo confirma la mente, realidad cuando modifica la vida, arte cuando expresa, cuando expresa esa realidad, mediante esas verdades.
F.V.

"Cuando cerramos los ojos estamos solos en nosotros y es en esa soledad donde construimos universos, y desde ahi también todo lo que puede convivir con el mundo de los ojos abiertos"
(Extracto) F.V

COLECTIVO TEXTUAL dijo...

Me gusta esto del debate. Ya dije algo en un comentario anterior sobre el asunto, pero esa opinión era una opinión que contestaba más a los otros comentarios que al texto mismo. Cuando Pablo dice que la idea del arte como motor de vida le parece ridícula, creo yo que asoma (o podría hacerse asomar) cierto comentario de alguien que decía que lo único que justificaba a veces el dolor del rechazo y de una vida que no es color de rosa, es escribir lo que uno sufre, para que otro pudiera entender el propio dolor. De esta forma esa persona renuncia a cualquier intento propio de "rescate" y se justifica diciendo que la carne es débil, que hay cosas que uno no puede cambiar. En este sentido estoy de acuerdo con Pablo de que eso es ridículo.
Como dije antes, verdad es lo que uno cree con convicción; la verdad es subjetiva. Admirar este texto es dejarnos engañar por su caracter constructivo y entender qué es lo que le pasa a este personaje con su propia convicción y qué problema está teniendo. El texto lo muestra muy bien. De hecho esto que generó no es más que una muestra de que lo hemos tomado no como construcción sino como pretensión de verdad indiscutida y por eso hemos necesitado discutirle. No era necesario ser un ama de casa para caer en eso. Esto lo vuelve necesariamente exitoso en cierto sentido.
Sin importar que sea una ficción o una autobiografía, es una obra literaria escrita como todas desde una verdad subjetiva, y dentro de esos límites creo que está bastante bien lograda.
F. Ca.